Capítulo 15: Lo inesperado ♥

10.7.09 en 22:43

Las siguientes clases pasaron rápido, o lento, en realidad no lo sé. Estube como fuera de tiempo. Además, ni sueñes con que podía concentrarme, tenía esa sensación de cuando alguien clava su mirada en tu espalda, y era obvio que era Fabián. No me atreví en ningún momento ha mirarle. Tenía pavor, no se de qué, pero lo tenía. Para suerte mía los profesores con los que me tocaba no me prestaron atención en ningún minuto. Era como si me hubiera esfumado, porque ni siquiera Ania me hablaba.

Al final, lo único que me hiso espavilarme fue esa insistente campana, que te remueve entera cada vez que suena. Ya había llegado la hora de irse a casa. ¿A casa? no. No quería ver a mi madre. ¿A dónde me iva? con Ania no, porque es muy poco paciente, y querría que le explicase todo, y yo no quiero pronunciar palabra alguna. Al fin y al cabo, cuando terminé de guardar mis cosas en mi mochila y estaba lista para salir y dirigirme a mi nuevo destino (el cuál no tenía idea de cual iva a ser) me encaminé hacie la puerta. Me parecía extraño que nadie me hablase.

Entonces me dí cuenta. Hace ya horas, que escuchaba un leve zumbido, no escuchaba las conversaciones, solo un zumbido como cuando estas en el centro comercial y hay tantas personas, que no puedes escuchar alguna conversación determinada, porque todas se mezclan en una sola. Eso mismo me pasaba. Al darme cuenta, ese zumbido poco a poco fue desapareciéndo y quedó todo en profundo silencio. No miraba otra cosa si no el suelo hacia varios pasos ya, y por el cemento sobre el cual me encontraba supuse que estaría saliendo del colegio ya. Levanté la mirada, y me dí vuelta, horrorizada. ¿Qué era todo esto? estaba atormentada. Me encontré con la mirada de mi amado, me mirada con profunda preocupación.

Estaba a tan solo unos pasos, quieto y paciente, el sabía que algo me pasaba. De repente sentí como las ojeras se me marcaron y los párpados me pesaban más de lo normal. Pero una extraña intuición, que iva en contra de mi voluntad, no me dejaba cerrar los ojos. Se me comensó a nublar la vista, como cuando estás viendo a través de un vidrio y este se empapa de vapor, así veía en ese momento. Pero aún así, podía distinguir la silueta de Fabián. Quería gritar de horror, la sensación que tenía era inexplicable. No era de dolor, esto iva más allá. Pero mis cuerdas vocales me traicionáron. No funcionaban.

En un intento de salvarme de este suceso, totalmente desconocido para mi, corrí en su dirección. Antes de que mis piernas me fallaran, al igual que el habla, la vista y la audición. Me apróxime lo bastante como para poder abalanzarme, pero no alcanzé. En ese momento mis piernas no reaccionaron y me caí al vacío, pues para mi todo ya era borroso y sin sentido. Pero sus brazos, esos fuertes brazos, me agarraron y me estrecharon, y sentí la calidez de su pecho en mi mejilla. Y pude aspirar su delicioso aroma antes de que me fallara mi cuarto sentido, el olfato. Entonces no olí más, y tampoco sentí nada, tan solo como algo me consumió totalmente, dejando que cayera eternamente en el frío abismo, entumecida, ciega y sordamuda.
Inerte e inexistente.

4 comentarios, ¡deja el tuyo!

  1. Morgana Says:

    hola!!
    pero q le a pasao?? esta enferma o algo??
    esto es mu raroo!!
    espero la proxima entrada^^
    bss!

  2. Angie Says:

    dioss!!! que intriga, sera que fue un sueño, no tengo idea, jeje me encanto tu capitulo te espero en mi blog chau:)

  3. Anónimo Says:

    :o
    que le paso?!
    fue extraño x_x
    besos!

  4. Anónimo Says:

    Magistral :)
    En serio, me encanta!
    Sigue así :)
    Un beso!

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10.7.09

Capítulo 15: Lo inesperado ♥


Las siguientes clases pasaron rápido, o lento, en realidad no lo sé. Estube como fuera de tiempo. Además, ni sueñes con que podía concentrarme, tenía esa sensación de cuando alguien clava su mirada en tu espalda, y era obvio que era Fabián. No me atreví en ningún momento ha mirarle. Tenía pavor, no se de qué, pero lo tenía. Para suerte mía los profesores con los que me tocaba no me prestaron atención en ningún minuto. Era como si me hubiera esfumado, porque ni siquiera Ania me hablaba.

Al final, lo único que me hiso espavilarme fue esa insistente campana, que te remueve entera cada vez que suena. Ya había llegado la hora de irse a casa. ¿A casa? no. No quería ver a mi madre. ¿A dónde me iva? con Ania no, porque es muy poco paciente, y querría que le explicase todo, y yo no quiero pronunciar palabra alguna. Al fin y al cabo, cuando terminé de guardar mis cosas en mi mochila y estaba lista para salir y dirigirme a mi nuevo destino (el cuál no tenía idea de cual iva a ser) me encaminé hacie la puerta. Me parecía extraño que nadie me hablase.

Entonces me dí cuenta. Hace ya horas, que escuchaba un leve zumbido, no escuchaba las conversaciones, solo un zumbido como cuando estas en el centro comercial y hay tantas personas, que no puedes escuchar alguna conversación determinada, porque todas se mezclan en una sola. Eso mismo me pasaba. Al darme cuenta, ese zumbido poco a poco fue desapareciéndo y quedó todo en profundo silencio. No miraba otra cosa si no el suelo hacia varios pasos ya, y por el cemento sobre el cual me encontraba supuse que estaría saliendo del colegio ya. Levanté la mirada, y me dí vuelta, horrorizada. ¿Qué era todo esto? estaba atormentada. Me encontré con la mirada de mi amado, me mirada con profunda preocupación.

Estaba a tan solo unos pasos, quieto y paciente, el sabía que algo me pasaba. De repente sentí como las ojeras se me marcaron y los párpados me pesaban más de lo normal. Pero una extraña intuición, que iva en contra de mi voluntad, no me dejaba cerrar los ojos. Se me comensó a nublar la vista, como cuando estás viendo a través de un vidrio y este se empapa de vapor, así veía en ese momento. Pero aún así, podía distinguir la silueta de Fabián. Quería gritar de horror, la sensación que tenía era inexplicable. No era de dolor, esto iva más allá. Pero mis cuerdas vocales me traicionáron. No funcionaban.

En un intento de salvarme de este suceso, totalmente desconocido para mi, corrí en su dirección. Antes de que mis piernas me fallaran, al igual que el habla, la vista y la audición. Me apróxime lo bastante como para poder abalanzarme, pero no alcanzé. En ese momento mis piernas no reaccionaron y me caí al vacío, pues para mi todo ya era borroso y sin sentido. Pero sus brazos, esos fuertes brazos, me agarraron y me estrecharon, y sentí la calidez de su pecho en mi mejilla. Y pude aspirar su delicioso aroma antes de que me fallara mi cuarto sentido, el olfato. Entonces no olí más, y tampoco sentí nada, tan solo como algo me consumió totalmente, dejando que cayera eternamente en el frío abismo, entumecida, ciega y sordamuda.
Inerte e inexistente.

4 comentarios:

Morgana dijo...

hola!!
pero q le a pasao?? esta enferma o algo??
esto es mu raroo!!
espero la proxima entrada^^
bss!

Angie dijo...

dioss!!! que intriga, sera que fue un sueño, no tengo idea, jeje me encanto tu capitulo te espero en mi blog chau:)

Anónimo dijo...

:o
que le paso?!
fue extraño x_x
besos!

Anónimo dijo...

Magistral :)
En serio, me encanta!
Sigue así :)
Un beso!

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